Virginia viaja y como
aquel Marco Polo de Italo Calvino , sus
imágenes son relatos de mundos que sólo existen en sus ojos .
“El
hombre camina días enteros entre los árboles y las piedras. Rara vez el ojo
se detiene en una cosa, y es cuando la ha reconocido como el signo de otra: una
huella en la arena indica el paso del tigre, un pantano anuncia una vena de agua, la
flor del hibisco el fin del invierno. Todo el resto es mudo e intercambiable; árboles y
piedras son solamente lo que son.
se detiene en una cosa, y es cuando la ha reconocido como el signo de otra: una
huella en la arena indica el paso del tigre, un pantano anuncia una vena de agua, la
flor del hibisco el fin del invierno. Todo el resto es mudo e intercambiable; árboles y
piedras son solamente lo que son.
El
ojo no ve cosas sino figuras de cosas que significan otras cosas”*
Es
una tarea infructuosa tratar de descubrir dónde Virginia tomó sus fotos. Tampoco eso importa demasiado, uno estaría
desperdiciando la oportunidad de
perderse en sus texturas. Así como Kublai Kan , el emperador de los tártaros, no creía en todo lo que Marco Polo le contaba
y renunciaba a conocer cada territorio que le pertenecía , así Virginia nos
invita a renunciar a todo ejercicio de adivinación .
A
ella la moviliza el viaje y sus líneas, potentes, motorizan nuestra mirada, nos
guían, dirigen nuestra atención o nos dejan en reposo. Nunca en sus fotos
tendremos un instante congelado, sino un
mundo en movimiento, misterioso, en el que ella nos invita a adentrarnos.
Roxana
D’Auro
Pueden ver más fotos de Virginia en su facebook personal : https://www.facebook.com/virginia.ucar
*Las
ciudades y los signos 1-fragmento de
Ciudades invisibles , Italo Calvino
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