El fresno
Desde la entrada de casa, el fresno gigante forma una bóveda
verde.
Apenas se filtran unos rayos de sol entre sus hojas.
En verano, el fresno es un techo que refresca
el aire caliente de la tarde y devora los ruidos de la calle.
Debajo de él no
sabemos qué hora es, habita una quietud
que sólo se altera con las tormentas, cuando
se agita frenético y amenazante.
El fresno de la puerta de casa es el más grande de la
cuadra, es el más grande de muchas cuadras. Se lo puede ver desde lejos
dominándolo todo, oteando el horizonte
Descubrí entre medio de
su copa una rama partida, extrañamente enganchada entre las otras, una
rama gigante, vieja y seca, atrapada en el crecimiento de las nuevas.
Un equilibrio ahí, en el corazón del árbol, que se juega
todos los días su existencia.
Roxana D’Auro
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