- Mi madre hizo una promesa con mi cuerpo, cuando yo era niña. Prometió llevarle a San Cayetano una vela con mi altura. Desconozco hasta el día de hoy los motivos de semejante promesa, pero yo tenía conocimiento de ella y me angustiaba que el tiempo pasara y mis marcas sobre la pared fueran sucediéndose hasta el punto de yo desear no crecer más hasta que mi madre pudiera cumplir con su endemoniada promesa ya que estaba convencida de que si seguía creciendo, no iba a encontrar fabricantes de velas que las hicieras tan largas o altas. Pero el día llegó. O mi madre juntó los ahorros necesarios para comprar la vela o definitivamente lo pedido había sido concedido y al fin fuimos hasta Liniers, que a mi me pareció ir al otro lado del mundo. Entramos en un negocio donde me hicieron apoyar contra una pared y compararon mi altura con dos o tres velas hasta que encontraron una de la medida exacta y ofrendamos mi cuerpo en forma de vela a un Santo que yo no conocía, que usaba faldas negras y de encaje y ante el cual mi madre se postraba con devoción. Recuerdo el momento en el que encendió la vela, mi vela, o sea mi cuerpo vela y me agarró la manito para apoyarla sobre el vidrio detrás del cual estaba el Santo. No quise ver cómo mi cuerpo se consumía y gracias a la incesante cantidad de gente que desfilaba frente al Santo tuvimos que dejar el lugar. Era verano, calculo diciembre , yo tenía una solerita floreada y la ilusión de que al final del día ostentara una mancha de helado en su pecho, pero no, la segunda misión de mi madre en Liniers era conseguir piñones para su pan dulce y fuimos al único lugar donde los vendían, según aseguraba ella.
- Como en el circo cuando el domador le da a los caballos un terrón de azúcar después de los trucos , a mí mi madre, tal vez como recompensa, me compró una bolsa con castañas de cajú saladas.
- Roxana D'Auro
- Muñeco Ken intervenido como San Cayetano de los artistas rosarinos Pool&Marianela
- http://www.poolymarianela.com/
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