domingo, 29 de diciembre de 2019

Insistencia

Insistencia

Los chicos rompieron el nido del hornero.
Finalmente lo lograron.
Se esforzaron, debo reconocer. Lo intentaron una y otra vez.
Mejoraron su técnica con la gomera: un ojo cerrado y  el brazo derecho completamente extendido.
Cuando el nido cayó,  quedó como un terrón de barro seco en la puerta de casa. Ni siquiera pudieron patearlo, se transformó en una nube de polvo en sus zapatillas. 
De la insistencia pasaron a la decepción.
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Ayer escuché un toc-toc  en el techo del cobertizo.
Era el hornero.
Con su pico desgarraba la fibra de vidrio de la chapa. A contra luz pude ver  los pelitos de plástico transparente  que sostenía  con determinación.  
Su  decepción  mutó en insistencia.


Roxana D’Auro 

jueves, 26 de diciembre de 2019

El fresno



El fresno

Desde la entrada de casa, el fresno gigante forma una bóveda verde.
Apenas se filtran unos rayos de sol entre sus hojas.
En verano, el fresno es un techo  que refresca  el aire caliente de la tarde y devora los ruidos de la calle.
Debajo de él  no sabemos qué hora es, habita  una quietud que sólo se altera con las  tormentas, cuando se agita frenético y amenazante.
El fresno de la puerta de casa es el más grande de la cuadra, es el más grande de muchas cuadras. Se lo puede ver desde lejos dominándolo todo, oteando el horizonte
Descubrí entre medio de  su copa una rama partida, extrañamente enganchada entre las otras, una rama gigante, vieja y seca, atrapada en el crecimiento de las nuevas.
Un equilibrio ahí, en el corazón del árbol, que se juega todos los días su existencia. 

Roxana D’Auro